El primero de ellos es La Roca del Crit, un tinto elaborado con las uvas de la viña que tenía el corazón robado a Seijas. El nombre es un recuerdo a la roca que había detrás de El Bulli, adonde el sumiller iba a soltar un grito para aliviarse cuando el servicio se complicaba.
El segundo vino que Gallina de Piel descorchó es Manar dos Seixas, un blanco elaborado en Galicia, de donde procede la familia del emprendedor. Seixas, palabra de la que deriva el apellido Seijas, significa paloma brava en portugués.
La tercera creación de la firma es Ikigall, otro blanco. Combina el concepto japonés ikigai (el significado de la vida) y la palabra gallo, un guiño al Penedès, de donde procede este caldo. Mimetic, un tinto ilustrado con un gallo que llega de Calatayud, es la última historia embotellada de Gallina de Piel.
Pero habrá más historias embotelladas y muy pronto: los dos próximos lanzamientos están previstos para dentro de unas pocas semanas.
Seijas y Sanz quieren hacer llegar estas historias a todo el mundo. “Más de la mitad de la facturación ya es exportación: vendemos a países como el Reino Unido, Países Bajos, Suecia… puntualmente también hemos vendido a China, Perú y Brasil y estamos intentando entrar en Estados Unidos y Japón”, explica Sanz.
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