Hola soy David Seijas, sommelier.
Mi pasión es acercar el vino a la gente. Me mueve poder comunicar el vino. Hasta ahora lo he hecho en El Bulli y el sector de la restauración en general, a través del proyecto de la Bulli Foundation, escribiendo libros, dando clases, conferencias, en radio y en televisión. Ahora tengo ganas de seguir contando historias embotelladas.
Cuando no estoy entre botellas o visitando zonas vinícolas me podréis encontrar jugando a paddle o buscando setas, durante la temporada. Soy muy futbolero y de joven tocaba la guitarra eléctrica en un grupo (hacíamos versiones de grupos como Nirvana o Bad Religion). Otra de mis pasiones desde que soy padre es pasar tiempo con mi hijo Pol.
Si me dejáis, espero emocionaros con el vino y haceros un poco más felices.
Nace David Seijas Vila en Seva (Barcelona).
Sus padres abren La Perla. Hijo de Hosteleros, David es criado en este humilde Bar Restaurante de pueblo.
Sirve sus primeros cafés en el Restaurante Golf Muntanyà (Barcelona) durante el verano. Su primera paga.
Entra en la Escuela Sant Narcís de Girona para realizar los estudios de hostelería y servicios.
En la misma Escuela y junto a la UDG (Universidad de Girona) estudia su primer curso de sumillería.
Segunda formación como sommelier en la Escuela de Hostelería Muntaner (Barcelona), obteniendo la mejor nota de la promoción.
Realiza prácticas en el restaurante La Gamba de Palamós (Girona) junto a Josep Maria Quadrat. Es su primer contacto profesional con el vino.
Primera etapa en el restaurante El Bulli, en Cala Montjoi. Empieza como ayudante de sumillería aunque con el tiempo cada vez coge un papel más importante en el equipo de servicio del restaurante. Su maestro será Juli Soler.
Sommelier en el Hotel Arts Barcelona (5 estrellas Gran Lujo) Cadena Ritz Carlton.
Entra a formar parte del equipo de comunicación de Vila Viniteca (Distribución de vinos en Barcelona).
Premio Nariz de Oro al mejor sumiller de España.
Jefe de Sommeliers en el restaurante El Bulli hasta su cierre.
Premio Nacional de Gastronomía al mejor Sommelier 2011, por la Real Academia Española de Gastronomía.
Publicación de 5 libros-guías anuales de vinos con una gran relación precio-placer, consiguiendo en 2011 el Premio de la Literatura Gastronómica otorgado por la Academia Internacional de Gastronomía.
Premio Mejor Sommelier Ex aequo por la Associació Catalana de Sommeliers (ACS).
Trabaja como sommelier en el BulliLab colaborando en los distintos proyectos de la Fundación.
Nace la ilusión de hacer un vino propio para seguir contando historias embotelladas.
Trabaja como freelance para diferentes empresas del sector del vino: Wine Style Travel, Yalocatoyo.com, Cellers Herència Altés y Owine. También forma parte del comité de cata de Wineissocial y es un colaborador habitual del programa de El matí en Radio 4.
Nace Gallina de Piel Wines.
En la actualidad, David pone toda su dedicación a Gallina de Piel. También podemos encontrarlo haciendo consultas, ejerciendo como profesor de sommeliers, haciendo charlas en ferias de vinos y divulgando en diferentes medios de comunicación.
Premio IWC Industry Awards al mejor packaging para el proyecto Lagalin.
Publicación del libro:
Confesiones de un Sommelier: Cuando tu pasión se convierte en tu peor enemigo.
Hola soy Guillem Sanz Obach, sommelier, arquitecto y director ejecutivo del proyecto.
Siempre me han interesado las disciplinas que aúnan una parte técnica y artística como la arquitectura, la gastronomía o la música y disfruto como un niño planificando y organizando los proyectos para conseguir que las ideas y los sueños se conviertan en realidad.
Cuando no estoy entre botellas me podréis encontrar con mi familia y mis amigos, viajando, perdido en la naturaleza o escuchando música de todo tipo, en especial rockabilly de los 50’s.
Mi ambición es hacer posible esta aventura y que podáis tener la “gallina de piel” durante mucho tiempo.
AMIGO DEL PROYECTO
Los que conocen o han coincidido con David Seijas en alguna ocasión saben que, con toda probabilidad, les habrá sonsacado una sonrisa o una carcajada ya que el humor y el buenrollismo son innatos en él.
Uno de los mejores recuerdos laborales que conservo es la época que coincidimos formando equipo de sommeliers en elBulli. Allí, día tras día, David arrancaba sonrisas a los comensales. Sus herramientas eran el desparpajo, las ocurrencias, la preparación y por encima de todo, la transparencia emocional. Se mostraba en la sala de manera simple y llana, abierta y dialogante, con un estilo de servicio propio y cercano, solo al alcance de los mejores, los que saben lo que hacen y lo hacen de corazón.
Aunque tras la primera capa ocurrente y chispeante aparece otra más interesante, la del trabajador talentoso, preocupado y reflexivo que piensa el vino de otra manera. Aparece un David Seijas persistente en sus análisis reiterados de la relación entre el precio y el placer, o la simplicidad gustativa de una botella, intentando siempre explicar el vino con sencillez pero sin banalizarlo. Son sus temáticas retóricas que afloran en cualquier conversación vinícola.
Me vienen a la memoria, con afecto, los días en que se volvía chiflado a la búsqueda de tesoros embotellados que fueran meritorios de ser publicados en sus guías anuales de los 100 vinos.
Fredi, he encontrado este vino que tiene una pinta genial y cuesta solo 10 euros ¿Lo has probado?
No, David, ni idea, pero tiene buena pinta, la verdad.
Tengo que catarlo, sea como sea, ¡Es “carne de guía”!
Era una conversación repetida hasta la saciedad, siempre al encuentro obcecado del mejor vino “precio-placer”. Meticuloso, preciso y con su mejor aliado: su sensorialidad. David Seijas tiene un don mágico para la degustación, creedme, está tocado por la varita sensitiva, es el más genial catador “a ciegas” con el que he podido estar, y esto se percibe revisando sus selecciones.
En el proyecto “Gallina de Piel” percibimos su sello y como traspasa la obsesión a la búsqueda del mejor vino, junto a su actividad literaria y periodística, a una palpable y bebible, en la que sus conocimientos se saborean y no sólo se leen. En esencia, el proyecto recuerda los ya lejanos días de un David Seijas explorador a la caza del tesoro vinícola.
Con David nos las hemos visto de todos los colores; desde situaciones tronchantes y festivas, hasta momentos de stress laboral, pasando por la responsabilidad de gestionar una carta de vinos de máximo nivel, encajándola en una cocina como la de elBulli, que no llegábamos a entender.
David es mi hermano gastronómico, mi compinche, mi compañero de fatigas profesionales, una persona a la que admiro y con quien mantengo complicidades, como compañero como amigo… formamos una sociedad líquida, indisoluble y vitalicia.
Guillem es un arquitecto de formación pero también es aquel alumno aplicado, ávido de escuchar, memorizar, aprender que descubrí inmerso en la formación de sumillería que se realiza en la Escuela de Hostelería y Turismo en Girona y que se ocupa de titular a una treintena de nuevos talentosos sumilleres cada año.
Es un curso en el que tanto David Seijas como yo tenemos la fortuna de participar como docentes en algunas sesiones. Las disfrutamos como niños al ver la energía con la que la sabia nueva empuja desde las raíces.
Con Guillem coincidía habitualmente en un recorrido en tren de apenas 40 minutos en el que aprovechamos para hablar, muy poco de vino –ya habíamos estado debatiendo durante tres horas en clase- y mucho de la vida. Ahí supe de una de sus aficiones: el emprendimiento empresarial.
Guillem es mucho más que un sommelier recién titulado, tienen la pasión del emprendedor, le encanta lanzar nuevos proyectos, y antes de asociarse con David ya estaba familiarizado con el complejo mundo de las empresas, sobretodo tecnológicas y de comunicación on line.
Durante aquel trayecto repetía hasta la saciedad la máxima de Michael Jordan: “He fracasado una y otra vez en mi vida, y por eso he tenido éxito”. Transmitía aquel aforismo, americano y acertado sin duda, que indica la dificultad de llegar al éxito sin tropiezos.
Un par de años después, Guillem se suma a la aventura, junto con David, para asegurar que “Gallina de Piel” llega a buen puerto. Su responsabilidad es encaminar el proyecto, hacerlo crecer y repensar el mundo del vino. No existe la menor duda que lo conseguirá.
A David Seijas le bailaba por la cabeza la idea de “echarse al ruedo” empresarial haciendo lo que mejor sabe hacer: degustar, seleccionar y comunicar el vino. Teníamos un sueño compartido de ver nuestros nombres juntos en una misma etiqueta, realizar otra aventura quizá más arriesgada: elaborar un vino y poder aplicar el conocimiento adquirido plasmándolo en un producto real.
Sin embargo, las personas tenemos biorritmos vitales diferentes y, a veces, los caminos se juntan, en otras ocasiones van paralelos, las más se separan. Me hubiera encantado poder implicarme junto a David al 100% en este viaje pero las obligaciones adquiridas en la redacción de Bullipedia y mi papel de colaborador con Jancis Robinson, me indican que no puedo involucrarme en el proyecto de la manera que desearía.
Pero ¿Cómo decirle que no a la persona con la que más tiempo profesional has compartido y a la que admiras? Es simplemente imposible.
Intuyo que David me hará probar todos sus vinos y que le daré mi opinión —las veces que hagan falta— porque al fin y al cabo es lo que hemos hecho toda la vida, compartir inquietudes. Lo agradeceré e seguiré el proyecto de cerca para apoyarlo en todo.
Sin embargo, la implicación afectiva tiene su contrapunto que se traduce en la imposibilidad moral de escribir o promocionar los vinos del sello “Gallina de Piel” en ninguno de los medios de comunicación con los que colaboro. Jamás se me ocurrirá puntuar uno de los vinos de David, ni destacarlo en ninguna divulgación por una cuestión de integridad y de mantener la política sobre conflicto de intereses intacta, como siempre he intentado, para continuar viviendo el sueño de escribir sobre vinos de una manera libre y veraz.